El acné NO es una característica pasajera de la piel, ni tampoco un fenómeno "normal" de la adolescencia. Es una enfermedad de la piel.
Como tal, esta enfermedad implica distintos grados de inflamación a nivel cutáneo que van desde lesiones de corta duración que sanan sin secuelas, hasta la formación de quistes y abscesos que duran varias semanas y como consecuencia dejan cicatrices deprimidas y manchas en la piel afectada.
Es común que la persona que padece acné retarde su visita al dermatólogo o nunca acuda a éste, esperando hallar la solución en productos de venta al público, con remedios caseros o recetas que le fueron recomendadas por amigos.
La recomendación para TODO paciente con acné, es que NO lo considere un fenómeno normal de la piel. En la actualidad, un gran porcentaje de hombres y mujeres que lo padecen, seguirán padeciéndolo hasta la etapa adulta y durante este transcurso de tiempo, irán acumulando en su piel distintas marcas.
Todos los tipos de acné tienen un tratamiento determinado. Para los casos leves habitualmente se instauran regímenes de tratamiento tópico y de aseo facial. Para los casos moderados y severos, se añaden distintos tratamientos con acción sistémica a fin de combatir la inflamación y procurar respuestas duraderas. En la actualidad, se cuentan con tratamientos de larga duración y en algunos casos con efecto curativo permanente sobre el acné.
Es muy importante que lo evalúe un especialista. Habitualmente intentamos seguir el tratamiento que le funcionó a un amigo o conocido, esperando que nos de el mismo resultado, llevándonos la gran decepción que empeoró nuestra situación. Recuerde que cada tipo de acné requiere tratamientos específicos. A su vez, las secuelas de acné tienen distintos tratamientos, que van desde: peelings, rellenos cutáneos, inducción de colágeno con Mesopen, láser fraccionado de CO2, etc. Su especialista le recomendará lo mejor según sus posibilidades económicas y su tipo de acné.
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